Para los que no lo conozcáis, el BLW ( Baby-Led-Weaning) es un método de alimentación complementaria que consiste en ofrecer al bebé un plato con diferentes alimentos a trozos para que sea él quien decida qué quiere comer y qué cantidad. Por ejemplo, las verduras hervidas o a la plancha pero a trozos.
También le puedes ofrecer alimentos algo más elaborados, como estas galletas de plátano y avena que le preparamos el otro día, pero sin mezclarle muchos sabores.
Este método no debe iniciarse antes de los 6 meses y siempre ha de haber un adulto controlando para evitar que el bebé pueda atragantarse, pero es él quien decide qué y cuánto come.
Aquí os dejo algunos enlaces para que podáis ampliar información:
Aquí os dejo algunos enlaces para que podáis ampliar información:
Nosotros no lo iniciamos con 6 meses porque justo coincidía que yo volvía al trabajo, luego con las vacaciones resultaba un poco complicado, pero ahora con 8 meses y como me voy a quedar con él en casa, hemos empezado a practicarlo. Como hasta ahora ha comido triturado, hemos de controlar un poco más, porque la forma de deglución cambia de un sistema a otro. Llevamos un par de días y parece que Jordi ya le tiene el punto pillado.
Este método te permite sentar al bebé a la mesa e incorporarlo a la rutina diaria de la comida. De momento sus horarios no coinciden mucho con los nuestros, a la hora de la cena si que podemos practicarlo mejor y Jordi está encantado de sentarse a la mesa con sus papis.
Receta galletas de plátano y avena
Pela y machaca el plátano con un tenedor. Añade la canela y los copos de avena.
Al principio juegan un poco, experimentan, tocan, muerden pero no selo comen. Es normal, están experimentando. Hay que dejar que jueguen con la comida, comer ha de ser divertido para que aprecien la comida y dejarles que experimenten con la comida es divertido.
Ingredientes para 6 galletas:
1 plátano maduro
1/2 taza de copos de avena
1 pizca de canela
Forma unas bolitas y coloca en la placa del horno sobre un papel parafinado.
Hornea 15 minutos a 180 C y deja enfriar.
Si no las consume el mismo día, las puedes guardar en la nevera un par de días.
¿Os animáis a probarlo? Eso sí, se enguarran mucho más, así que hace falta algo más de paciencia y limpieza, pero vale la pena.
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