Estamos cansados de las prisas, la falta de tiempo y el estrés durante toda la semana, por eso cuando llega el fin de semana buscamos un lugar donde vivir unos momentos de paz y tranquilidad.
Este fin de semana he tenido la suerte de descubrir un nuevo
rinconcito donde he podido disfrutar de la gastronomía y de los amigos en un
entorno de naturaleza y tranquilidad extrema: Restaurante Ca l’Esteve. Un restaurante
familiar donde la tradición es parte importante de su identidad, pero donde
sobre todo prima el amor por la gastronomía y las cosas bien hechas.
Desde hace un tiempo, está muy de moda hablar de productos
de km 0, pero en Ca l’Esteve pueden decir que son km -1. El restaurante tiene
un huerto donde Esteve padre cultiva todas las verduras que sirven en sus
mesas, un viñedo de donde nace su vino de la casa, olivares con los que
producen su propio aceite y preparan sus aceitunas. Todo un lujo en los tiempos
que corren.
En sala tenemos a Esteve hijo, sommelier de profesión,
amante del buen vino y el buen comer. En la actualidad, combina el restaurante
con la viña y ha realizado 4 desfiles en los que ha maridado vino y moda.
Los fogones están liderados por Xesco, profesor durante años
en la escuela Hoffman, acumula títulos y sabiduría a sus espaldas. Posee una
colección de libros de cocina antiguos espectacular y reivindica los productos
de proximidad como un valor añadido del restaurante.
La encargada de endulzar las mesas es Montse Esteve. De pequeña
ya le gustaba la pastelería, ha realizado algunos cursos de pastelería, aunque
se define como una persona autodidacta y exigente con su trabajo.
Este domingo decidimos juntarnos los ex alumnos del
Postgrado de Comunicación Gastronómica y Enológica. Hacía tiempo que teníamos
pendiente la visita al restaurante de la familia de Esteve, pero la voluntad de
apoyar moralmente a Josep ha propiciado este encuentro.
Empezamos la jornada en la bodega con una cata de vinos de
la casa.
Arantxa de Curry Curry que te pillo y la Sariqui catando una rucula
Seguimos con un paseo por el huerto y las viñas.
Hicimos un alto en el camino para catar el nuevo aceite con
un pan insuperable y tuvimos la oportunidad de demostrar nuestro arte con el
porrón.
Una vez en la mesa, empezamos con un consomé de calçots y
butifarra negra con el que entramos en calor en cuestión de segundos.
Le siguieron unos calçots con romesco y ‘pa amb tomàquet’
Tortilla de patatas con callos
‘Arròs a la llauna’
Ciervo estofado
Queso Conté con pimiento deshidratado... Éxtasis en boca!!!
Brazo de crema con yema quemada y helado de vainilla.
Chocolate con praline y quicos y para casa. Un día genial!!!
Pasamos un día genial, con una comida insuperable y una
gente estupenda.
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